Si Chilena, casada, sin profesión consagró a Elisa Serrana como una de las escritoras de mayor lectoría en Chile, fue Una, su tercera novela, la que situó a su autora entre las mejores de la Generación del Cincuenta. En esta obra retrata la vida de una bella mujer de la clase aristocrática chilena que, aunque rompe con muchos de los estigmas del mundo conservador al que pertenece, no logra alcanzar (ni percibir) un modo de vida con autonomía interior. Si bien Serrana ya había tocado en parte estos temas en sus obras previas, en Una logra mayor densidad escritural al combinar tres niveles narrativos (externo, interno e inconsciente) para dotar a la historia de una carga psicoanalítica y existencialista, muy en boga en los años en que fue escrita. Justamente, Una es la historia de una mujer que, a pesar de hacer siempre su voluntad sin preocuparle herir a cuantos la rodean, posee una inconformidad vital y carencia de recursos personales, que le impiden comprender la causa de su angustia. Así, la encontramos en la primera página ya mayor, aferrada a la baranda de uno de los puentes del Mapocho, repasando una vida de aparentes luces sociales en las aguas turbias del río santiaguino y contemplando en la desesperación un posible suicidio. Chilena, casada, sin profesión y Una, constituyen obras fundamentales para conocer la escritura de Elisa Serrana, una autora que fue, quizá sin proponérselo, una pionera del feminismo en Chile. Por lo mismo, se integran como piezas fundamentales a esta colección de rescate patrimonial de autoras nacionales que abrieron caminos a las generaciones siguientes.